domingo, 13 de noviembre de 2016

SAN PEDRO, EL HOMBRE DE GRAN CONFIANZA DE CRISTO


San Pedro (Betsaida, finales del siglo I a. C.-Romac. 67), conocido también como Simón, Cefas o simplemente Pedro fue el primero de los apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo. 

Su nombre de nacimiento era Simón bar Ioná y era pescador de oficio en el mar de Galilea. Por su fe en seguimiento de Jesús de Nazaret, el Señor lo constituyó en el primero entre los apóstoles (Mt 16) y así lo muestran el Nuevo Testamento en general y de los cuatro Evangelios canónicos y los Hechos de los Apóstoles en particular. 

San Pablo de Tarso lo venera y respeta como Columna de la Iglesia. Y a él acude San Pablo para estar seguro de que el evangelio que él enseñaba era acorde a la enseñanza de Pedro y, por tanto, al depósito de la fe que Jesucristo le dejo a su Iglesia.

Figura de primer orden y de firme valor teológico en razón del ministerio que le confió el propio Jesucristo, es también conocido como el príncipe de los apóstoles. La Iglesia primitiva lo tuvo siempre por el sucesor de Jesucristo y el depositario de toda su autoridad.


La Iglesia católica lo identifica como el primer papa, basándose, en las palabras que le dirigió Jesús: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» 

San Pedro dio su vida por Cristo en Roma, donde murió crucificado cabeza abajo en el año 60-66. 
Sus restos se conservan en la cripta de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.











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